Cuando somos
pequeños, soñamos en ser adultos; ellos no tiene que ir a la escuela, los
mayores no tiene que hacer deberes y tampoco tienen que ir a dormir pronto.
Pero al
crecer nos damos cuenta que, nos encontramos soñando ser niños otra vez, ellos
no tienen que preocuparse del mañana solo juegan, ríen y duermen temprano.
Y yo me
pregunto ¿Por qué no nos podemos contentar con las cosas pequeñas que Dios nos
da?, en vez, nos preocupamos y decimos innumerables veces, ¡Porque a mí! O nos
comparamos con otros.Es fácil decir, gozaos y alegraos, porque
esto nos manda el Señor. Lo que es difícil hacer es verdaderamente alegrarnos,
y dar gracias a Dios por los pequeños detalles que Él nos regala.
Mira al cielo y podrás ver la gloria de Dios, mira la naturaleza y podrás descubrir su belleza, escucha el cantar de un pajarito y aprende de él, porque aunque este no sabe que pasará mañana, igualmente alaba a Dios cada mañana.